Efectivamente, tras los caracoles, los Kg. de carne, la degustación de postres, el vivillo con el que regamos la cena en su conjunto, los puros, el whisky y los chupitos sin alcohol, a Javi le dolía no sé qué cerca del huevo-testicular. Al salir del restaurante, cuando el reloj ya apuntaba las dos de la mañana, Doctor y paciente se pusieron de consulta y el diagnóstico fue claro: "a usted le duele aquí", Óscar dixit (ver foto). Entre explicación y explicación del Doctor, nos quedó claro que cuando a uno le pegan una patada en los huevos (recuerden sobre todo los que han jugado al fútbol esa sensación) te duele en la espalda porque realmente la patada te la han dado allí, y no en los huevos como llegamos a creer los neófitos en la materia médica. La explicación es muy sencilla: el ojo es el que nos engaña ya que aunque hayamos visto que el pie, o el balón, se ha incrustado en nuestra entrepierna, realmente el impacto lo hemos recibido en las lumbares, cerca del nervio ciático... o algo así. Pues eso, si quieren un diagnóstico preciso, cenen, salgan de paseo y pregúntenle a Óscar.